Miranda 10/02/2009 - 01


D BURGOS -

Editorial



ROTTNEROS SACRIFICA MIRANDA POR LAS PERDIDAS DEL GRUPO

Rottneros sacrifica Miranda por las pérdidas del grupo

diariodeburgos.es

No por esperado, el anuncio de cierre de la fábrica que la multinacional Rottneros posee en Miranda de Ebro ha sido menos sorprendente. Una empresa que durante la última década ha presentado beneficios, 50 millones según el comité, apela ahora a las pérdidas registradas en el último ejercicio, menos de 7 millones, para plantear la clausura de unas instalaciones que han solventado con éxito varias crisis desde su inauguración allá por 1948. Lo que subyace en el fondo es un problema más grave y que afecta a todo un grupo que, si extrapolamos el caso de Miranda al resto de factorías, se ha preocupado más de maximizar los beneficios, que de invertir parte de las ganancias para ser más competitivo.
El caso de la factoría mirandesa no es un hecho aislado, sino que, por desgracia, comienza a ser más habitual de lo que a todos nos gustaría. La espita la abrió TRW cuando decidió desprenderse de una fábrica a las primeras de cambio y, desde entonces, todos los cierres han seguido un patrón común. Así, por ejemplo, las decisiones se han tomado a miles de kilómetros de distancia y usando como argumento un momento coyuntural de pérdidas. En ambos casos, además, las administraciones habían inyectado dinero en forma de inversión, pero las factorías no habían tratado de introducir mejoras en su proceso productivo para competir con mejores armas.
Si ese guión ensayado en la fábrica de Quintanaortuño se vuelve a representar en la de Miranda de Ebro, de la anunciada reunión con los responsables de empleo de la Junta y del Ministerio de Trabajo Rottneros sacará el compromiso de tener ayudas públicas a cambio de un plan de futuro que avale el futuro de las instalaciones y, sobre todo, de los 162 de empleos directos y de los varios centenares de indirectos que genera. El único problema estriba en que no resulta tan fácil garantizar eso, sobre todo cuando el caso burgalés no es más que uno más dentro de una multinacional que no pasa por sus mejores momentos.
El futuro de la fábrica mirandesa pasa, irremediablemente, por un cambio de estrategia. Hay ejemplos anteriores en los que la transformación de una línea de producción convierte empresas deficitarias en ejemplos de eficacia y ahí deberían centrarse todos los esfuerzos. De nada sirven las subvenciones si el producto resultante no es competitivo y por eso resulta imprescindible analizar primer la viabilidad de la empresa. En cualquier caso, nadie podrá achacar al alcalde de Miranda, Fernando Campo, falta de reflejos para abordar este asunto y despreocupación por el futuro de los trabajadores afectados.